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Los legados de Aco Šopov*
por Katica Ćulavkova
La poesía Aco Šopov representa un valor innegable en la escena literaria macedonia del siglo XX. Desde sus primeras obras, este hombre que se convertiría en un clásico de nuestra poesía nacional se distinguió por un anticonformismo rebelde a las convenciones dominantes tanto en el plano del estilo como en el de la temática. Esta impronta original, lejos de las preocupaciones tradicionalistas y sociales que caracterizaban la literatura macedonia durante y después de la Segunda Guerra Mundial, harían de Šopov el fundador de nuestra poesía moderna.
Esta primera fase de su creación poética revela su encuentro íntimo con el mundo, una búsqueda que conduce al poeta a diversas experiencias poéticas, desde el futurismo al simbolismo, pasando por el expresionismo.
A partir de los años 1950 llega la hora del lenguaje codificado, hermético. El verso se convierte en parábola de la existencia. Es acción. Es revelación. En el poema, el nacimiento es visto como muerte y la vida como permanente confrontación con lo irrevocable. El ser y el no ser convierten en temas filosóficos recurrentes que se traducen en símbolos, en consonancias en imágenes poéticas concretas como la de la mediación a orillas del lago de la vida y la muerte. El poema se convierte en hogar de dicha y de tormento, una metatesis poética de acepción ambivalente de la lengua y de la patria. Es también el tiempo en que el poeta se reúne con el silencio.
Silencio y palabra son dos caras de una misma realidad. El poema de Šopov abandona el tono confesional para privilegiar el diálogo -un diálogo dramático entre el sujeto poético y un sujeto imaginario- por lo que superará, en la década de 1960, el umbral del intimismo. Es entonces que Šopov introduce la modernidad en nuestra poesía a través de un proceso propio, sin ruptura radical con el intimismo y el confesionalismo líricos, adoptando la forma de plegaria, especiamente en el ciclo de las “Once plegarias de mi cuerpo”. ¿Y qué más íntimo que la oración pronunciada en la soledad? Apoderándose del poder mágico ejercido por la palabra en el poema, visto como una parábola ritual del nacimiento y de la muerte, el poeta establece una relación entre la voz codificada -moderna- de la poesía y la voz codificada -ancestral- del rito. Este procedimiento también es visible en tres poemas: «Estigma», «El poema y la edad» y en «Nacimiento de la palabra» verdadero manifiesto del neo-simbolismo o más bien del suprematismo macedonio.
La poesía Aco Šopov alcanza su apogeo con el poemario Vidente de cenizas, publicado en 1970, así como en los ciclos «La larga llegada del fuego» y «Sol Negro«. El proceso creativo alcanza su madruez y queda establecido el diálogo con los topos universales. Los cuatro elementos -fuego, agua, tierra y aire – se revelan como poderosos agentes poéticos que, bajo una apariencia de sencillez, organizan todo un universo poético. Šopov parte de lo elemental para regresar a lo elemental, pero después de obtener un alto nivel de conciencia, después de haber dejado huellas detrás de sí, después de haber dejado un testamento a su pueblo y a su lengua.
Gracias a la irrupción de la palabra enigmática, polivalente, cargada de significado, portadora de múltiples capas existenciales heredadas o presentidas, Šopov desplazó el horizonte de la poesía contemporánea macedonia. Después de este trabajo titánico, enriquecido por su experiencia humana y poética, el poeta se refugia en la contemplación, para sumergirse en un nuevo mundo: el África negra. La década de 1970 es las de descubrir las diferencias y similitudes entre Senegal y Macedonia. Como pacificado, se deja arrullar por los ritmos africanos que le parecen familiares para él, completando así su aventura poética.
En la última fase de la creación poética Šopov el apaciguamiento también se siente tanto en el plano semántico como en el estilo. La melancolía domina su último libro, Árbol en la colina (1980). Los temas recurrentes de su poesía vuelven con fuerza -el fuego, el cuerpo, el sol, el lago- pero esta vez lo hacen reunidos en una imagen, la del país natal. «El destino del mundo está en Macedonia / el destino de Macedonia se abre al mundo», escribió en uno de sus últimos poemas.
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*Resumen del prefacio del volumen Aco Šopov: El nacimiento de la palabra, editado por Kata Ćulafkova en 2008 (en macedonio).