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En la busqueda de mi voz
Busco mi voz en el arrogante silencio del mar,
que la transforma en piedra.
La sigo en su destierro por el desértico amarillo del otoño
donde se renueva.
Mis manos no son mis manos,
(mis manos son los dedos del claro de luna).
Mis ojos no son mis ojos
(mis ojos son los ojos del horizonte mismo).
Mi palabra es la recia mandíbula de los tiempos,
cuyos dientes son semillas que estallan en labores.
Aco Šopov, Confundido en el silencio, 1955
Traducción, Aurora Marya Saavedra, Lector de cenizas, 1987